Suelta el cuerpo, suelta la mente.


Quien, mediante la palabra externa o interna, diferencie cuerpo y mente y, piense que las dos son cosas separadas, se equivoca diametralmente. Los yoguis nos lo han dicho desde hace cientos de años, las terapias concebidas para ayudar a pacientes con problemas psicológicos se están centrando cada vez más en la relación que tienen el cuerpo y la mente y cada vez los estudios realizados le dan la importancia que tiene cada una de las partes en relación con la otra.

Tuve un maestro de yoga que me decía:- Suelta el cuerpo para soltar la mente.- Efectivamente soltar el cuerpo hacía soltar la mente, osea, romper con los mismos bucles de pensamiento. Pero también sucede al contrario, soltar la mente hace soltar el cuerpo. Uno adquiere más agilidad cuando hace yoga sin prejuicios, sin ideas preconcebidas sobre su capacidad.
Una persona que retenga sus pensamientos, retendrá sus movimientos. Una persona que retenga sus miedos y sus inseguridades retiene sus músculos, retiene la energía del cuerpo. Por tanto, soltar los pensamientos, es también, soltar el cuerpo.

Ya vimos como el Yoga era capaz de liberarnos de nuestro subconsciente (enlace) ya que, al ir reteniendo nuestras frustraciones o miedos, nuestro cuerpo se va agarrotando, va sufriendo y cuando no puede más sobreviene la enfermedad: ansiedad, depresión, cambios de humor u otros problemas de salud.

El Tao nos dice que seamos flexibes como el bambú, y no como un roble. Flexibles de cuerpo y flexibles de pensamiento.

Y todos los grandes sabios: buda, Gandhi, Krishnamurti, Allan Watts, B.K.S. Iyengar, maestros zen,...

Tabla de postura de Yoga, enlace.

El arte de ver.

En la meditación, Krishnamurti se dio cuenta de la importancia del ver y solo el ver, sin la interferencia de la experiencia. De hecho, la meditación consiste en eso: nunca vemos un árbol; lo miramos siempre a través de la imagen que tenemos de él, del concepto acerca de ese árbol; pero el concepto, el conocimiento, la experiencia es algo por completo diferente al árbol real.

Krishnamurti decía: si al intentar miran un árbol,  verdaderamente lo mira, descubrirán lo extraordinariamente difícil que es ver de manera tal que ninguna imagen, ninguna pantalla se interponga entre el ver y el hecho real.

Un artículo publicado en Nature Neuroscience dieron a conocer los resultados de un estudio que llevaron a cabo con la intención de investigar la pantalla, el filtro con el que vemos el mundo. Aunque no dijo nada nuevo para aquellos que hemos leído a Krishnamurti, pudo confirmar de forma científica que el bagaje de la experiencia se interponía entre nosotros y lo que vemos... y que, contra más bagaje, contra más experiencia acumulada y dependiendo de la forma en que tengamos organizados nuestra memoria, vemos el mundo.

No es cuentión de tradición o costumbre la causa principal por la que resulta difícil desprenderse de la experiencia. Es cuestión de miedo, es cuestión de que hemos interpretado el mundo para entenderlo, para encontrarnos seguros dentro de él y durante toda la vida nos hemos apoyado en estas ideas, en estas interpretaciones. Por eso es difícil, por el miedo.

Hay una frase que, sin saber quien es el autor, siempre me ha gustado: "No hay nada peor en la vida que perderla por miedo a vivirla."

Por supuesto, y como escribieron los sabios taoístas, el miedo aparece de los opuestos, es el reconocimiento de lo desagradable lo que nos produce miedo....
Desagradable viene de la palabra agradable, de la experiencia de agradable aparece la de desagradable. Estas van unidas y unaforma parte de la otra, como no puede existir lo alto sin lo bajo o lo corto sin lo largo. Sin una de las dos, la otra no existe...

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