EL VERDADERO CAMBIO.


Por cualquier motivo, la mayoría de las personas se dan cuenta de repente que sus vidas les traen infelicidad, que no se sienten satisfechos con ellas, sino al contrario. Tienen unas vidas llenas de miedo, de ansiedad, depresión, tristeza, sufrimiento en general, y por tanto de conflicto. Al darnos cuenta de esa insatisfacción, damos un paso a delante y nos decimos a nosotros mimos: tengo que ser menos así, debo ser más de la otra manera... intentamos cambiar antes de saber qué nos provoca ser de esta de esta o de otra manera, obstruyendo así el caprichoso camino de la comprensión de nosotros mismos. Creemos que con nuestra fuerza de voluntad podemos cambiar, y quizá sí se produzca un cambio externo. Puede que quien quiere ser noble, pueda actuar como una persona noble.  Realice actos nobles, la gente piense que es noble e incluso a veces esté feliz de sentirse una persona noble... (realmente está feliz de creer que acaba de conseguir un objetivo). Pero dentro de sí, quizá tan escondido que no se de cuenta, esa persona noble, estará escondiendo el verdadero motivo de su nobleza, y es que está huyendo de su bajeza... y la forma más fácil de huir de la bajeza es la nobleza, la huida de la ignorancia es el conocer datos, la huida de la indiferencia hacia los demás es una falsa simpatía, etc... (este párrafo me recuerda al relato de los monos, por si alguien quiere leerlo AQUÍ)

Ya nos hablaba el gran Jiddu Krishnamurti que el esfuerzo era el principal problema, que detrás de él, se encontraba el Ego.  El cambio al que nos hemos referido en el primer párrafo, es un cambio con esfuerzo, con conflicto. Conlleva en sí una lucha de ideas, y por tanto, no es un cambio verdadero. Por una parte tenemos la idea de que somos nobles y por otra, la idea de que no lo somos, dos ideas opuestas que chocan frontalmente. 



El motivo de este choque de ideas, es que las ideas no son la realidad, son interpretaciones cómodas del mundo que vemos, interpretaciones que nos sirven para comunicarnos de una manera fácil y pero elaborada. Pero la realidad no es rígida, es cambiante, cambia en cada instante y una palabra no puede definirla porque no cambia, únicamente el silencio puede ser capaz de entender el mundo que nos rodea. Pero nosotros le damos importancia a las ideas porque a nuestra mente le gusta, se siente más segura trabajando con ideas, con cosas fijas que puede manejar y entender.... y como en muchos aspectos encontramos encontramos provecho, nos creemos que ellas son la misma realidad... pero siempre hay que tener en cuenta que la palabra "rojo" (dicho interna o externamente) es un sonido, no el color rojo de verdad. Igual que tenemos que saber que mientras yo diga "rosa", durante ese mismo instante, no estaré viendo la flor a la que trato de describir (esto lo digo para señalar la importancia del silencio).


Decir que somos nobles o que no lo somos, no quiere decir nada. Porque ni somos lo uno ni somos lo otro. Somos el momento presente, nuestra personalidad es una respuesta a nuestro condicionamiento, a nuestra educación, entorno y cultura. Y lo único que libera de la no nobleza y de la bajeza, lo único que realmente va a producir un verdadero cambio es entender este condicionamiento. De nada sirve luchar contra él.

Para entender ese condicionamiento, para que se de el verdadero cambio, este debe ser sin esfuerzo, en paz, tranquilo, con una respiración fluída y un cuerpo sano. En ese momento nuestra inteligencia es capaz de entender los más sutiles detalles, los externos y también aquellos internos, los más profundos... y quizá ahí, se nos presente la realidad tal y como es.

Masanobu Fukuoka
Describir con palabras, con ideas fijas la realidad, es como intentar coger agua con un cazamariposas. No obstante, quiero citar a Masanobu Fukuoka, que fue un agricultor, biólogo y filósofo japonés de corte Taoísta y que describió la experiencia de la realidad con estas palabras: 

“Las hojas bailaban verdes, centelleantes. Sentí que esto era el verdadero paraíso sobre la tierra. Todo lo que me había poseído, todas las agonías, desaparecieron como sueños e ilusiones y algo que se podría denominar la verdadera naturaleza se reveló ante mí.”


Por cierto, os invito (a quien no lo conozca) a leer un poco sobre Masanobu Fukuoka. Trabajó la tierra de una forma natural, y su comprensión sobre esta y sobre la vida y la sociedad no tiene comparación.

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