SOMOS CONCIENCIA

En una de mis clases de yoga con la que considero la mejor profesora que he tenido nunca, cuando estábamos practicando la relajación y ella estaba soltando el ritual discurso al que apenas prestaba atención porque estaba sintiendo el trabajo interior realizado de yoga y sus efectos, acabó el discurso con lo que para mi fue así: .... bla bla bla bla bla y somos conciencia. SOMOS CONCIENCIA, una frase que me resonó una y otra vez sin poder quitármela de la cabeza. Cuando una frase despierta esta sensación que resuena y dura días es porque normalmente uno se encuentra frente a una gran verdad, frente a una joya que acaba de descubrir y quiere admirarla y ver hasta el más mínimo detalle.


Todos estamos condicionados, hombre/mujer y su condicionamiento cultural, de un país u otro, de una religión u otra, de una condición social u otra y, también existe el condicionamiento de nuestras experiencias. Con todas este condicionamiento nos identificamos y decimos "Yo soy hombre", "Yo soy italiano" o "Yo voy a ser agresivo porque así he visto que consigo lo que quiero"... etc.
Pero todo eso es posterior, nosotros ya existíamos antes de saber que eramos italianos y como se supone que actúan los italianos, de saber que eramos hombres y saber su rol en la sociedad o de tomar la consciente decisión de ser agresivos porque nos podía "beneficiar" (creo que aquí quizá sería mejor decir "interesar").

Entonces, ¿qué somos si no somos todo nuestro condicionamiento? La profesora había contestado a esa pregunta: SOMOS CONSCIENCIA. No se refiere a la conciencia (consciente y subconsciente) como parte del Ego, sino a la concentración de esa magia cósmica que reside en nosotros y toma vida.

Todos tenemos un impulso interno que nos empuja a vivir. Este impulso no lo creamos nosotros, hemos nacido con él, pero este impulso de vida no es característicamente nuestro, lo compartimos con todo. Realmente es una energía que trasciende nuestro cuerpo y que forma parte del todo. En el taoísmo no lo nombran porque no se puede nombrar, en el Zen Chi o Qi, otros le llaman prana, otros conciencia, otros inteligencia universal, etc... Pero llamemosle como queramos, el nombre no importa, realmente somos ese corpúsculo de ese algo que forma parte de todo y que en nosotros se ha hallado concentrado. Que se halla en el aire y dentro de él, en las rocas y dentro de ellas, en los animales, en las plantas, en el agua en suspensión y en nuestro cuerpo. Por tanto, esa consciencia que somos es esa energía particular y común que debemos dejar que fluya libremente sin los obstáculos del Ego.

Recuerdo cuando leí los experimentos de Emoto que me quedé sorprendido al evidenciar como nosotros estamos en contacto con lo que nos rodea. En su caso era el agua, podíamos influir a nivel molecular en el agua y en la formación de cristales, hacerlos más bellos o menos dependiendo de nuestro estado de ánimo. Algo que los físicos expertos en física cuántica intentan explicar.
O como la gente le habla o les pone música a sus queridas plantas que, sin tener órganos especializados, son capaces de sentir y responder a esa energía que se transmite para vivir y crecer mejor.

Esa energía universal, esa conciencia sutil pero infinita somos nosotros. Somos conciencia individual y universal y, algunas veces, de forma fugaz, uno percibe que su conciencia es universal.


Enlaces similares en "Tú eres el universo" y "El Ego para Alan Watts"

EL SENTIRSE LASTIMADO Y LA CAUSA DEL SUFRIMIENTO.


Si nos detenemos, si paramos y miramos hacia dentro, aunque sea un corto instante, posiblemente nos demos cuenta de un sentimiento que compartimos todas las personas, un sentimiento que nos une como personas y que paradójicamente nos aísla. No es algo único nuestro, no es propio de nuestras persona como si tuviéramos un defecto o fuéramos especialmente desgraciados, es algo común, que todo el mundo padece... estoy hablando del sufrimiento, de la sensación de sentirse lastimado o quizá vulnerable.

Quizá algunos tengan capas y capas protectoras de rigidez emocional (y también física) que les impedirán ver este sentimiento interior. Quizá alguno, se pueda sentir afortunado en su vida, si se compara con otros menos afortunados, y deseche este sentimiento haciendo como que no existe. Pero la cuestión, lo importante, es que la sensación de sentirse lastimado, de vulnerabilidad existe, y todos intentamos escapar de alguna forma (las religiones, la felicidad prometida del consumismo, las actitudes destructivas, las drogas, los gurús, la identificación con un equipo de algún deportes, con la nación o la región, etc...) cualquier idea que aparte nuestro sufrimiento o que nos aporte cierto consuelo, nos sirve... aunque en el fondo sepamos que es inútil escapar de esto.

Si vemos este sentimiento, y vemos que no hay posibilidad de escapar de él de las formas anteriormente dichas. ¿quiere decir que no hay forma de hacerlo y que debemos vivir con este vacío?  

Hoy he escrito esto porque cuando he ido a comprar a la papelería, el perro del dueño, se me ha acercado y alegremente me ha saludado sin conocerme, luego se ha ido a regañadientes porque el amo se lo ha ordenado, y desde una esquina de la tienda me miraba ansioso esperando que le hiciera una señal juguetona. El perro, estaba inválido, no movía las patas traseras y tenía un pañal porque no era capaz de controlar la parte trasera de su cuerpo.... pero me llamó la atención que él no tenía la sensación de lastimado o de vulnerabilidad. Podía mantener su felicidad espontánea y natural aunque su situación era, para mis ojos, lastimosa.

Si un perro puede desprenderse de esa sensación ¿porqué las personas que somos mucho más inteligentes no pueden hacerlo? ¿quizá la inteligencia que tantos avances nos ofrece, tenga un defecto? ¿quizá la tengamos sobrevalorada? y si lo vemos, ¿por qué no cambiamos? probablemente, la raíz de estas necesidad de seguridad, de esta frustrada sensación, de sentirnos lastimados viene desde la infancia, y estamos tan condicionados por ella que no sabemos quitárnosla de encima. O quizá... en el fondo, no queremos...

Quizá únicamente queremos mantener nuestros pequeños placeres e ilusiones, unas cuantas satisfacciones que no nos obliguen a hacer algo que nos da terror, CAMBIAR. Básicamente queremos desechar la parte mala para quedarnos únicamente con la buena.  Ya decía buda a sus monjes cuando habló de sus 4 verdades: el deseo o "sed de vivir" acompañado de todas las pasiones y apegos. Ésta, oh monjes, es la Noble Verdad del Origen del Sufrimiento.





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