Por si lo necesito.

Por si lo necesito, por si acaso, por si me hace falta...  El origen de la ansiedad es a veces muy sutil, casi no nos damos cuenta que plantamos la semilla de la inseguridad cuando buscamos nuestro interés y que irá creciendo y creciendo hasta hacernos tener una tenue sensación de inseguridad que debemos entender para poder superarla.
Pero, la vida esta llena de paradojas y aquí se produce una: Cuanto más seguros queremos sentirnos, más inseguros nos encontramos.

Seguramente, a más de uno le habrá pasado que preparando un viaje, a la hora de hacer la maleta, habrá metido cosas "por si acaso", quizá sean cosas que no utiliaremos, quizá sí, eso no es lo importante; lo importante es que esos varios "por si acaso" juntos, que deberían hacer sentirnos seguros, producen el efecto contrario. ¿por si acaso qué? ¿por si hace falta para qué?... ya hemos creado el problema en nuestra mente, y la sensación de que tendremos un problema al cual enfrentarnos y resolver, nos acompañará durante un tiempo. ¿Por qué sino, tenemos la sensación de que nos hemos olvidado algo?

Realmente esto es un ejemplo, simplemente para ilustrar como funciona el hombre moderno. La maleta no es un objeto físico, representa nuestra memoria, nuestra carga emocional y contra más guardemos en ella, contra más la carguemos, más inseguros nos sentiremos. 

Estamos más en el futuro que en el presente, intentamos controlarlo para disfrutarlo sin preocupaciones... pero si no nos damos cuenta, cuando llegue el futuro, volveremos a pensar en el siguiente futuro; pasando el presente sin disfrutarlo...  y aquí se produce la verdadera dificultad.
O "no nos damos cuenta" y seguimos pensando en el futuro de manera constante sin vivir el presente y así hasta que muramos, o rompemos ese bucle que hemos construido a lo largo de los años formado por: "por si lo necesito", "por si acaso", "por si me apetece", etc... y vivimos el presente.

Por que... quién es el objeto "que necesita", "que le apetece" y el cual intentamos proteger??? No es el mismo Ego? No es la raíz de la inseguridad?

Vacía tu maleta, descárgala y no retengas nada, vive la vida sin miedo.

Todo pasa, lo bueno y lo malo.

Una imagen es poco, una frase menos, ver
el salto con toda nuestra atención,
es ser uno con el salto.
Fluir como el agua. Seguramente no es la primera vez que hemos oído algo parecido, y quizá hemos hablado varias veces de esto. Pasa el 2012, pasará el 2013, pasará el tiempo, el viento, el verde de las hojas y la belleza juvenil. Todo pasa, todo cambia. Eso es así,  lo bueno y lo malo.
Pero la idea no cambia. La "idea pura" es el número matemático, las otras ideas no son reales. Y a nuestra mente le gusta las ideas, se siente segura manejando cosas que no cambian y que conoce. Es más fácil entender una idea que la realidad cambiante.
Y si la idea es conocimiento, ¿quiere decir que el conocimiento no sirve? En efecto, el conocimiento no sirve para ver la verdad. El conocimiento modifica la realidad y la pasa a través de nuestra perspectiva y por lo tanto no ofrece una comprensión total.

Kishnamurti decía: 
"Es, pues, mi opinión, mi idea, mi conocimiento respecto del hecho, lo que origina el miedo. Mientras demos más importancia a la palabra que al hecho, mientras al hecho se le dé un nombre y con ello se lo identifique o condene, mientras el pensamiento juzgue el hecho como observador, tiene que haber miedo."

Un cuento tradicional zen nos muestra como el conocimiento es el impedimento de la verdadera sabiduría cuando el maestro le hace ver al alumno que su taza está llena y no puede entrar más té. Comparando la taza  con nuestros prejuicios e ideas y el té con la sabiduría.

Y un adagio budista nos ilustra con una frase que seguro hemos oido:

El pasado es un sueño; el futuro, un espejismo; el presente, una nube que pasa.

El presente, la realidad, el hecho, es como el viento, cuando queremos agarrarlo desaparece. No podemos atraparlo con ideas o razonamientos sesudos y elaborados, no podemos clasificarlo ni valorarlo. Por eso es como el viento, como el rio. Si queremos coger el viento con la mano, quizá nos quede aire dentro del puño, pero ya no es viento. Y si se abre y no se hace esfuerzo el viento vuelve a nuestra mano.

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