Más vale malo conocido, que bueno por conocer

Durante nuestro crecimiento personal, mientras nos desprendemos de nuestros apegos, descubrimos ideas preconcebidas o actitudes que nos dañan a nosotros o a las personas de alrededor.

Ideas o actitudes que hemos estado arrastrando a lo lardo de la vida y que "forman" parte de
nosotros, de nuestro carácter. Ideas que consideramos tan arraigadas a nuestra persona, a nuestro "yo", que nos resulta verdaderamente difícil cambiarlas o eliminarlas.

Siempre que intentamos cambiarlas aparecen las dudas, el miedo, la angustia y la ansiedad... La ansiedad forma parte de la naturaleza del intelecto, así como las heridas psicológicas, porque el intelecto, que es pensamiento, crea la imagen que luego es susceptible de ser lastimada. Una imagen que se siente segura en determinado estado y que prefiere no cambiar.

La mente que ha creado la idea ahora crea la ansiedad, ahora puede preocuparse del problema de la ansiedad, estar tratando con un problema que conoce, la ansiedad que ha creado y utilizarla como escusa para no tener que enfrentarse a un cambio, a algo nuevo, a algo que desconoce...

Mientras la mente este ocupada con la ansiedad, esta ocupada con el "yo", y de esa manera, aun angustiándose, la mente no se enfrenta a lo nuevo, a lo desconocido, siempre está en el campo del Ego. Se mueve dentro de este campo, el campo conocido y el de lo reconocido. De esta manera la mente crea nuestra prisión con barrotes "protectores", con barrotes que no dejan de perfilar una prisión que nos impide vivir plenamente.

Esta es mi explicación al por qué del famoso dicho: "Más vale malo conocido, que bueno por conocer". Al origen del refrán, no a su aceptación.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...