El deseo, continuación. IIª Parte.


Como ya dijimos en el primer artículo, el deseo se forma con la imagen que tenemos de nosotros mismos, esta imagen puede ser disfrutando de algún bien, o por el contrario padeciendo algún mal. No obstante, el apegarse o el huir son la misma forma, el mismo movimiento.
Cuando hay deseo hay conflicto. Existe el conflicto entre la realidad y el deseo interior, en el deseo deque esto o aquello debería ser de tal manera. Y cuando hay conflicto, hay sufrimiento.
Ya lo decia Buda:
"Esta, monjes, es la noble verdad de duḥkha: el nacimiento es dukkha, la vejez es dukkha; la tristeza, el lamento, el dolor, la pena y el desespero son dukkha; la asociación con lo que no se ama es dukkha; la separación de lo que se ama es dukkha; no conseguir lo que se quiere es dukkha. En breve, los cinco agregados del aferramiento son dukkha.

El deseo es el Ego, la experiencia que tenemos de nosotros mismos, la idea de nosotros disfrutando o huyendo. Y la actividad del Ego es aisladora. El deseo produce que la mente se envuelva en su propia actividad, haciéndola insensible a la belleza del mundo.
En la sociedad occidental el Ego es alimentado desde pequeños. Nos hacen desear lo que no tenemos, y nos hacen creer que el esfuerzo (donde hay conflicto) es el camino recto de vivir. Desde pequeños nos inculcan eso, y empieza por la educación de los padres hasta la televisión. Por supuesto, no estoy diciendo que el conflicto no sea necesario a veces, pero este debería controlarse y practicarlo en su justa medida.

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